El ritual de la limpieza del rostro es esencial para mantener una piel sana y libre de todo tipo de impurezas. En ocasiones no se le da el valor suficiente a este gesto y solo se retiran los restos de maquillaje de la piel. Pero esto no es suficiente para mantenerla sana y limpia, hay que hacer una buena limpieza, que es lo que la dejará libre de impurezas y preparada para absorber mejor las cremas.
Una buena limpieza facial diaria nos ayuda a mantener el rostro sano, prevenimos el envejecimiento de la piel, eliminamos exceso de sebo, limpiamos las impurezas y mejoramos el aspecto general de nuestro cutis. Pero no todos los limpiadores sirven para todas las pieles. Las sensibles hay que mimarlas más, utilizar productos que no las irriten, que las calmen y limpien con suavidad. Pero hay que usarlos, la limpieza solo con agua no sirve porque hay muchos factores que puede alterar nuestra piel y que la debilitan.
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Agentes nocivos para tu piel
La contaminación que nos rodea afecta negativamente a todo nuestro organismo. Con la piel pasa lo mismo, ten en cuenta que es el órgano más grande de todo el cuerpo. El 80% de los signos del envejecimiento están causados por factores medioambientales que aceleran el proceso de oxidación de la piel.
La contaminación, el polvo, las prisas y los radicales libres hacen que la piel sufra, se oxide prematuramente y tenga aspecto envejecido y apagado. Los poros se pueden obstruir generando los temidos granos por el exceso de sebo y la obstrucción. Las pieles sensibles acusan mucho más los factores medioambientales y tienden al enrojecimiento por la irritación que se produce.
La alimentación, buena la incorrecta y poco equilibrada, también es un factor nocivo a tener en cuenta. Lo que comemos es lo que somos, y así también se hace notar en nuestro rostro. Y la hidratación de nuestro cuerpo, beber agua, es esencial para que la piel luzca un aspecto sano. Si cuidamos estos factores internos, se verá en el exterior.
Tipos de limpiadores faciales
Estos productos no deben ser confundidos con los desmaquillantes, porque su función es limpiar en profundidad la piel del rostro de impurezas y regulan el exceso de sebo. Se pueden usar para retirar el maquillaje. Hay variedad para que se puedan utilizar en todo tipo de pieles.
- Leche limpiadora. Es uno de los productos más conocidos. Su aplicación es sencilla porque solo hay que echar una buena cantidad y masajear el rostro. Se retira con la ayuda de un algodón de desmaquillar. Son ideales para aplicar en pieles secas y maduras porque no resecan la piel, aunque ya hay en el mercado distintas opciones para mixtas y sensibles.
- Jabón syndet. Su nombre viene de la idea de que no tiene detergente añadido. Es un limpiador ideal para pieles que sufren acné, para pieles sensibles porque no contiene productos agresivos, para personas que hacen deporte y se lavan varias veces al día. Se trata de un producto que no tiene ni jabones ni alcoholes, por eso es respetuoso con pieles secas y sensibles.
- Agua micelar. Es parecido al agua natural, pero con una composición que le ayuda a limpiar en profundidad la piel. Tiene unos activos no iónicos que con el contacto con el agua generan unas esferas muy pequeñas llamadas micelas. Éstas tienen la misión de absorber el agua y grasas. Al ser un producto tan suave está muy recomendado para pieles sensibles.
- Aceites limpiadores. Este producto es el menos adecuado para pieles grasas debido a su textura oleosa. Tienen una gran capacidad de limpieza y es un poderoso desmaquillante porque lo retira todo. A pesar de ser aceite no deja la piel brillante y aporta una hidratación y limpieza profunda. Está muy indicado para pieles maduras, secas y sensibles.
- Geles de limpieza. Podemos estar ante el limpiador más común de todos los mencionados. Está muy indicados para pieles mixtas y grasas, pero poco o nada para las sensibles. Se aplica con agua hasta hacer un jabón y con ello se lava la cara. Retira el exceso de grasa y regula la producción de sebo.
- Bálsamos limpiadores. Este producto aún no es muy conocido entre los consumidores. Es una pasta hecha a base de aceite que se aplica en el rostro y elimina el maquillaje y la grasa. Su composición hace que esté indicado para pieles sensibles, secas, mixtas y maduras. Aporta un grado de hidratación muy intenso
Identifica tu tipo de piel
A la hora de escoger un limpiador facial hay que identificar el tipo de piel que tenemos. Al igual que no nos hidratamos con los mismos productos si tenemos la piel seca o grasa, con la limpieza facial pasa lo mismo. Hay productos específicos, mencionados antes, para cada tipo de piel.
- Piel seca: La producción natural de grasa es muy baja. A simple vista puede parecer una ventaja pero a la larga, si no se cuida bien, hace que aparezcan antes las arrugas, descamaciones y grietas. Por ello puede llegar a tener un aspecto más envejecido del que le corresponde por edad. Requiere una constante hidratación.
- Piel grasa: Su producción de grasa es muy elevada en la mayor parte del rostro. Hace que en ocasiones se tenga la piel brillante y con aspecto mojado. La hidratación tiene que tener en cuenta que no puede añadir más grasa. Este tipo de pieles necesitan mayor limpieza para retirar el exceso de sebo.
- Piel mixta: Es el punto medio entre las anteriores, y probablemente la más común. La cantidad de grasa que se genera es la adecuada, excepto en la llamada zona T (frente, nariz y barbilla). Ahí es donde hay una mayor concentración de sebo y pueden llegar a aparecer los puntos negros. La limpieza tiene que quitar el exceso de sebo sin dejar al resto con sensación de tirantez.
- Piel sensible: Esta puede aparecer independientemente de las anteriores. Son pieles hiperreactivas con todos los componentes de la cosmética. Su grado de sensibilidad a los irritantes es elevado. Hay que cuidarla con productos suaves, que limpian suavemente y aporten un efecto calmante.
- Piel madura: Pasada una cierta edad la piel necesita un aporte mayor de hidratación y estimulación natural del colágeno. Los cambios hormonales hacen que pierda elasticidad e hidratación por lo que hay que cuidarla con productos que suplan estas carencias.
Ingredientes naturales que cuidan las pieles sensibles
Tirantez, enrojecimiento, picor o quemazón aparecen en aquellos rostros que tienen esta sensibilidad. Hablamos de pieles hiperreactivas y de pieles intolerantes que reaccionan ante cualquier producto agresivo para ellas. Por eso es mejor huir de los químicos y pasarse a los ingredientes naturales. Porque la propia naturaleza es sabia y aporta aquellos que mejor nos vienen.
- Rosas. De los pétalos de esta flor se saca un aceite que hidrata profundamente las pieles sensibles. Además tiene un gran poder calmante mientras protege el rostro de manera suave.
- Aloe vera. Sus hojas carnosas desprenden un gel muy utilizado para calmar y suavizar la piel irritada. Está también indicado para aliviar las quemaduras provocadas por el sol.
- Caléndula. Durante años se ha usado como calmante de la piel por sus propiedades cicatrizantes y antibacterianas. Alivia el picor y limpia en profundidad.
Cómo aplicar la leche limpiadora de rosas
Es un producto suave, calmante pero muy eficaz a la hora de limpiar en profundidad las pieles sensibles. La leche limpiadora de rosas de Mon está hecha con la Rosa de Damascena y utilizada con regularidad aporta suavidad y limpieza a la piel del rostro.
Como con todas hay que lavarse bien las manos antes de eplicarla, es una buena manera de comenzar la rutina diaria de limpieza facial. Hay que aplicarla con masajes suaves circulares en la cara, es una buena gimnasia que le facilitamos a los músculos de la cara. Lo mejor es utilizar un disco de algodón para hacerlo. Luego se aclara con abundante agua tibia.
Después de desmaquillarte
Una vez realizada la limpieza de cutis y con los poros preparados, es el momento de continuar con el ritual de cuidado facial. Con la piel limpia y fresca, aplícate el Agua de Rosas también con algodón desmaquillante o en compresas faciales para relajar el contorno de los ojos. Déjala actuar unos minutos antes de aplicar el resto de los productos que suelas utilizar.
Después de este paso es el momento de hidratar la piel. Usa productos acordes al tipo que tengas y aplícalos con un suave masaje. El rostro tendrá un aspecto suave y sano a la vez que retrasamos los signos del envejecimiento y lo protegemos de las agresiones externas.