El aumento de temperaturas, el descenso de la humedad y el mayor número de horas de sol, pueden significar un aumento de la sensibilidad en la piel. Además, los alérgenos ambientales, como el polen, pueden llegar a producir picores, urticaria o molestias.
Índice
1. Piel limpia: cuidado con los alérgenos ambientales
Utiliza prendas transpirables y dúchate siempre inmediatamente después de hacer deporte al aire libre. De esta manera, eliminarás los alérgenos ambientales y limpiarás tu piel.
2. Utiliza limpiadores faciales apropiados
Una piel sensible necesita ser cuidada con productos no agresivos que ayuden a regular el pH de tu piel; utiliza siempre agua tibia y deshazte de sustancias no recomendadas para este tipo de pieles: fragancias, colorantes, lanolina y alcohol
3. Pásate a los exfoliantes naturales
La exfoliación es necesaria en cualquier tipo de piel. En tu caso, al tener la piel sensible, te recomendamos espaciar los tiempos de exfoliación: cada dos semanas será suficiente. Por supuesto, siempre teniendo cuidado con el tipo de producto que utilices, busca que sea natural.
4. Una crema hidratante adecuada para la piel sensible
La crema hidratante es clave para la piel sensible: escoge una libre de perfumes, parabenos o conservantes.
Además, el envase es algo a lo que deberías prestar atención: incluso las cremas más puras pueden crear sensibilidad en tu piel si no se protegen correctamente. Un envase compatible con la piel sensible debería ser hermético para evitar la contaminación del producto.
5. La constancia debe ser tu aliada
Establece tu rutina de cuidado para pieles sensibles y llévala a cabo por la mañana y por la noche. Un truquito: prueba el producto antes de utilizarlo. Aplica una pequeña cantidad en el antebrazo y comprueba si al cabo de un rato se ha producido alguna reacción.